A lo largo del día de hoy he estado escuchando diversas informaciones sobre una interferencia maligna que ha impedido que una parte de los madrileños asistieran a la representación digital de una batalla que (por lo que he leído) ganó el mejor estratega.
Un repetidor de televisión no es sólo un mástil con un montón de antenas. La señal se recibe en una antena receptora y se baja por un túnel de microondas a un equipo transceptor que la convierte a un medio físico tratable por la electrónica. En primer lugar, la señal se reconstruye y se filtra el ruido que pueda traer. Después entra en un equipo conmutador del que hablaremos más tarde. Por último, la señal tratada y conmutada se amplifica, vuelve a salir de la caseta por un túnel de microondas y se redifunde en una antena emisora. Como curiosidad, este proceso no es especialmente instantáneo. De hecho, es el responsable de que oigamos el gol en una radio y que lo veamos cinco segundos después en televisión. Los repetidores introducen un retraso en la transmisión de la señal debido al trabajo que se realiza en su interior. De todas formas, esto es simplificar mucho todo lo que hay en la caseta de una emisora, pero es lo básico para entender esto de la interferencia.
El conmutador se utiliza para muchas cosas, entre ellas, para desconectar la señal recibida en la antena receptora e introducir la señal de otra receptora en su lugar. Es este el mecanismo que permite, por ejemplo, que la publicidad se adapte al entorno cercano a los individuos que reciben la señal. En el momento que entra la publicidad en el programa, la cadena emisora solicita la "desconexión" al proveedor del servicio de transmisión y éste realiza la conmutación en cada repetidor seleccionado. Las emisoras locales (o el propio proveedor de la señal) introducen contenido diferenciado por repetidor y éste se emite por la emisora en la frecuencia principal de la cadena en cuestión. Es por eso por lo que vemos las tiendas de muebles de la esquina en televisión. La publicidad es más barata, pero hay más anunciantes.
El mismo mecanismo sirve para lo contrario. Cuando tradicionalmente el mensaje navideño del rey se transmitía por todas las cadenas, lo que se hacía era la operación contraria: difundir la señal del mensaje navideño desde la unidad móvil del palacio de la Zarzuela a todos los canales.
El partido Barça - Inter no se ofrece en abierto en todo el territorio nacional porque la legislación faculta a los clubes de fútbol de primera división para solicitarlo así, de forma que no se vacíe el estadio. Para poder retransmitir el partido, las cadenas reciben la señal de televisión del Camp Nou, producida por quien fuese: creo que en este caso Digital +. Las cadenas reciben la imagen ya realizada con el sonido de ambiente por separado. Pueden superponer su propia transmisión (imágenes de su estudio, publicidad digital superpuesta) y, por supuesto, su propio audio con sus comentaristas. Una vez producida, la señal de las televisiones autonómicas se emite para su difusión en su ámbito. Las cadenas autonómicas ya tienen restringida su emisión a los repetidores de su comunidad, por lo que Abertis no tenía que hacer ninguna operación especial. Sólo distribuir la señal recibida a todos los que la habían comprado y entregar las desconexiones según las cadenas lo pidieran.
Es evidente que alguien metió la pata: en alguno de los repetidores se conmutó una señal que no era. Una pista: Digital + codifica la señal en el mismo momento en que el árbitro pita el inicio del partido y la descodifica cuando este acaba, para dar la publicidad en abierto.
De todo lo que he estado escuchando, lo más divertido es la explicación de la inusitada potencia de la señal de interferencia, que se ha rematado cuando he leído que el repetidor afectado es Torrespaña. Lo único que puede mejorar la potencia de señal de televisión que emite el Pirulí es un AWACS. Y lo cierto es que no veo a Obama tratando de chafar la tarde a los televidentes de Madrid. El equipo para producir esa interferencia tendría que estar bastante alto: en una azotea de veinte pisos o más. Y se tardaría horas en montar y desmontar. Y lo que es mejor: tendría una potencia de unos 12KW, por lo que no se puede enchufar simplemente en el aplique de la casa.
Como siempre, la explicación más sencilla suele ser la correcta. Pero nos gusta mucho escuchar que hay una conspiración.